Concretamente en la madrileña
cárcel de “Soto del Real”. La prueba: El líder de la ANC (Asamblea Nacional de
Cataluña), Jordi Sánchez, ingresó en dicha cárcel el 16 de octubre, investigado
por un presunto delito de rebelión. A Sánchez le asignaron una celda donde ya
había un preso peruano. A los pocos días, este preso peruano solicitó el cambio
de celda, porque no podía aguantar más “la matraca independentista” a que le
sometía el catalán. “Le hablaba de ello hasta las tres de la madrugada” y por
eso pidió que le cambiasen de celda “porque era muy pesado”, según informan
fuentes penitenciarias.
Ahora a Sánchez le han asignado
un nuevo compañero, William, un preso con nacionalidad española. Los
funcionarios de Soto del Real ya bromean sobre cuánto aguantará el reo.
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