dissabte, 20 de novembre del 2010
Especial para los nacidos antes de 1980, los demás aprender....
Para los que hemos nacido hace algunos años…
La verdad es que no sé cómo hemos podido sobrevivir.
Fuimos la “generación de la espera”; nos pasamos nuestra
infancia y juventud esperando.
Teníamos que esperar “dos horas de digestión” para no morirnos en el agua…
Nos dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la comunión.
Mirando hacia atrás,
es difícil creer que estemos todavía vivos:
Los que podían, viajaban en 600 sin cinturones de seguridad y sin airbag, y se hacían viajes de 10-12 h. con cinco personas dentro y no pasaba nada.
Montábamos en bicicleta sin casco.
No tuvimos puertas, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños.
Y no teníamos ni lesiones, ni contracturas, ni ná de ná…
Los columpios eran de metal y con esquinas en pico.
Jugábamos a ver quién era el más bestia. Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables.
Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y sólo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle. Nadie podía localizarnos. No había móviles.
Ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarles el culo, y no en un chat diciendo tonterías.
Quedábamos con los amigos y salíamos. O ni siquiera quedábamos, salíamos a la calle tan sólo y allí nos encontrábamos y jugábamos a la pelota, a las chapas, a coger, al rescate, a la taba... En fin, tecnología punta.
En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos, y los que no lo hacían tuvieron que aprender a lidiar con la decepción.
Tuvimos peleas y nos “esmorrábamos” unos a otros…, y aprendimos a superarlo.
Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repetían curso...
¡Qué horror, no inventaban exámenes extra!
¡Igualito que “bajárselo” de internet!
Comíamos dulces, pero no éramos obesos. Si acaso, alguno era gordo y punto.
Compartíamos con otros botellas de refrescos (o lo que se pudiera beber) y nadie se contagió de nada.
Leíamos tebeos y cuentos y no los videojuegos de ahora.
Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar, y algunos incluso chupaban el grifo. Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la “escopeta de plomillos” antes de ser mayores de edad (y, por supuesto, sin adultos al lado).
Coleccionábamos estampas de “Vida y Color”, y de fútbol…
Íbamos a veces a la playa y pasábamos horas sin crema de protección solar ISDIN 15, sin clases de vela, de paddle o de golf, pero sabíamos construir fantásticos castillos de arena.
Nos abríamos la cabeza jugando a guerra de piedras y no pasaba nada. Era cosa de niños y las heridas se curaban con mercromina y unos puntos. Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos…
Jugábamos con espadas de madera y pistolas de agua. No teníamos armas con “rayos laser”.
Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos
a crecer con todo ello.
No te extrañe que ahora los niños salgan gilipuertas y cretinos.
Si tú eres de los de antes... ¡Enhorabuena!
Pasa esta información a otros que tuvieron la suerte de crecer como niños. A lo mejor todavía estamos a tiempo de que nuestros hijos crezcan también como nosotros.
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