dissabte, 13 de juliol del 2013

859-Partidos políticos, ¿para qué?

Ref. Elena Mengual | Madrid – Elmundo.es 24/06/2013
  • Son muchas y de muy distinta procedencia las voces que claman por cambios
  • Los sondeos sitúan a los políticos como cuarto problema de los españoles
No funcionan, la ciudadanía no se siente representada por ellos ni los ve permeables a sus propuestas. Les acusan de estar obsoletos, de servir a intereses particulares en detrimento del interés general. Se les llena la boca con promesas de regeneración, pero a la hora de la verdad, sus estructuras y gobierno interno, más propias del siglo pasado, no responden a las necesidades de la sociedad actual.
Son algunas de las críticas más extendidas hacia los partidos políticos. Los sondeos del CIS los sitúan como el cuarto problema de los españoles, detrás del paro, la situación económica y la corrupción. Sus intentos por acercarse a los ciudadanos parecen limitarse a participar en los ahora tan populares debates-espectáculo en televisión y en lanzar consignas en redes sociales, que utilizan a modo de estrado de mitin. Algo que, a juicio de la redactora jefe y columnista de EL MUNDO Lucía Méndez, es insuficiente, tal y como plasmaba en una columna en EL MUNDO titulada 'Cómo acercarse al pueblo llano': "Se antoja bastante difícil que el PP pueda recuperar el prestigio perdido a base de ponerse camisetas o sentarse en taburetes".

¿Cómo hemos llegado a esto?

Para Óscar López, secretario de Organización del PSOE, hay dos factores: "uno coyuntural, que es la crisis. Si uno analiza la evolución del CIS en los últimos 30 años verá que cuanto peor funciona la economía, peor valoración tiene la política. Con seis millones de parados la política no puede ser bien valorada".
El segundo factor es en parte un 'mea culpa': "Es verdad que los partidos han cometido errores, es verdad que se tienen que abrir más, es verdad que la democracia en la medida en la que se toman decisiones supranacionales tiene un desgaste, cuando la gente ve que las decisiones no se toman por aquellos a los que han votado. Y luego está el funcionamiento de los partidos y la política en general. A todo esto se le suma la corrupción y especialmente el caso Gürtel, y tiene un efecto".

Iniciativas

Son muchas y de muy distinta procedencia las voces que claman por cambios. Desde el movimiento 15-M, pasando por partidos minoritarios, hasta intelectuales de diferentes ámbitos. Hace unas semanas se presentaba el manifiesto 'Por una nueva ley de partidos', firmado por 100 profesionales de prestigio de diferentes sectores.
En su caso, esbozan siete ingredientes para esa deseada 'receta': congresos cada dos años; reuniones de los órganos de dirección de los partidos, con votación secreta sobre la gestión de la directiva; limitación de mandatos; elección de los órganos ejecutivos mediante voto secreto; elección de los candidatos con primarias; limitar el mandato de los tesoreros; auditorías anuales independientes; comisiones independientes para verificar los gastos de las campañas y comprobar el cumplimiento de los límites de gasto legales.
"Desde 2008 se ha multiplicado por cinco la percepción negativa de los partidos y la clase política", apunta Pablo Oñate, catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Carlos III de Madrid y secretario general de la Asociación Española de Ciencia Política y de la Administración. Para él, la crisis tiene mucho que ver con este reproche, aunque que el rechazo "viene de lejos" y se relaciona con el "cinismo democrático".
Los partidos políticos son "realidades del siglo XIX que tienen que operar en mundo mucho más abierto, dinámico y transparente, pero mantienen los principios jerárquicos de carácter oligárquico que lo dificultan", afirma Ramón Cotarelo, catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la UNED y autor de 'Los partidos políticos'.
"Los partidos reproducen los viejos vicios de la sociedad española: el egoísmo, el caciquismo, el enchufismo... Prueba de ello es la forma en que elige al personal de la administración cuando gana por mayoría absoluta. Vivimos en un Estado parasitado por los partidos políticos.

Ausencia de democracia interna

Para Cotarelo, los partidos han dejado de ser correas de transmisión entre el Estado y el pueblo y se han convertido en algo que bloquea la evolución de la sociedad "imponiendo un criterio trasnochado de organización y participación política".
Se refiere a aspectos como la disciplina de voto, que considera "vergonzosa". "La doctrina dice que el diputado no le debe el acta al partido, sino que tiene que actuar en conciencia porque es representante del conjunto del pueblo español". Sin embargo, el partido pena con una multa a quien vota en contra de la línea marcada por la dirección. Sucedió recientemente con Celia Villalobos (PP) en una moción sobre el aborto y con cinco diputados del PSC en la declaración soberanista catalana.
El PSOE hace otra lectura de la disciplina de voto: "Es importante que a un partido se le pueda exigir el cumplimiento de su programa electoral.

Estructuras cerradas

El famoso "quien se mueva no sale en la foto" que pronunció Alfonso Guerra en el primer gobierno del PSOE parece seguir vigente. Para triunfar en un partido es necesario empezar desde la base y mostrar fidelidad al líder. Lo denunciaba la socialista Beatriz Talegón en su célebre discurso en Cascais, aquel en el que afeaba a los líderes políticos que se alojaran en un hotel de cinco estrellas. "Los jóvenes no estamos sólo para trabajar de 'staff', para aplaudir, para llenar los espacios con caras bonitas y jóvenes, y para pegar carteles".
Pero, ¿por qué son tan reacios los partidos a la participación 'externa' y a la diversidad de opiniones en su seno? "La financiación pública", explica Cotarelo, "ha hecho que los partidos no necesiten hacer proselitismo porque tienen los ingresos garantizados en los presupuestos del Estado, de modo que no necesitan captar gente para ingresar cuotas".
Para Oñate, "nuestros políticos están temerosos ante la incógnita de qué puede entrar por esa vía, porque España está imbuida desde el año 93 en lo que se conoce como política de adversarios, que marca la lógica de los partidos: 'Dígame de qué se trata, que me opongo'. Los partidos son reacios a abrir vías de participación que no controlen, desconfían ante una ciudadanía amorfa. Temen el impacto que pueda tener una ciudadanía crítica no controlada. Intentan articular, incluir a los ciudadanos, pero creo que es política meramente retórica".

Participación ciudadana

"España ha tenido unas características de cultura política muy poco participativas. Los partidos se articulan "al margen de la sociedad", de ahí que actúen de espaldas a la misma, algo que, en su opinión, también harían los sindicatos y organizaciones empresariales. "Son organizaReforma institucional ciones que desde la Transición están acostumbradas a interactuar directamente con el Estado", añade Oñate.

Reforma institucional

Para Cotarelo, el problema no es solo de los partidos, sino del contexto. "Si los partidos son piezas esenciales del sistema político, y hay un problema en esas piezas esenciales, el conjunto del sistema está afectado. Por tanto, las reformas no pueden ser sólo internas". Así, el catedrático plantea una reforma institucional que afectaría al Parlamento, la ley electoral y a la administración pública.
"Los partidos monopolizan el Parlamento, que es el lugar donde se hacen las leyes. Si reformo los partidos pero dejo intacto el sistema, no veo cómo evitar que se reproduzcan estos defectos, que básicamente son de democracia interna, de oligarquía y corrupción".

Reforma del Senado

Para el catedrático de la UNED, esa reforma parlamentaria debería afectar sobre todo al Senado, "con el fin de que sea una cámara operativa, y no una mera reproducción del Parlamento donde los partidos meten a sus elefantes averiados". Cotarelo aboga por adoptar el sistema alemán, "donde el Senado es una cámara no electiva, sino de coordinación de los gobiernos de las regiones. Compuesta por representantes de las CCAA, no tiene capacidad legislativa, pero sí puede bloquear leyes que emanan de la cámara inferior que afectan a las competencias. Es un órgano muy eficaz", afirma.
"¿Por qué los nacionalistas están en el Congreso, donde se supone que los representados son todos los españoles y no los territorios?", se pregunta. "Porque el Senado no sirve para nada.
"La del Senado es la eterna reforma siempre aplazada", reconoce Óscar López.

Transparencia

Cotarelo aboga asimismo por una reforma de la Administración Pública con la transparencia como eje, "aplicando el principio de que todas las transacciones económicas hechas por todas administraciones deben volcarse en la Red y estar abiertas al escrutinio ciudadano". No es suficiente, juzga el politólogo, que se publiquen los presupuestos, sino también su ejecución. "Que la gente sepa cuánto de lo presupuestado se ha gastado, cómo y por qué. Y si no se ha gastado, también".
El Gobierno prepara desde hace más de un año el Proyecto de Ley de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, que se aplicará a los partidos, y que contempla penas de prisión para quien falsee cuentas públicas. Las instituciones deberán informar de en qué gastan el dinero público y publicar las subvenciones, contratos y sueldos de los cargos públicos.

Legislación electoral

También en este campo Cotarelo emularía a los alemanes, con un sistema donde aproximadamente la mitad de los diputados se elige en listas de partidos, y la otra, en circunscripciones unipersonales.
Pero el debate de las listas abiertas es recurrente en los partidos políticos espaóles. Voces como la de la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, han abogado en diversas ocasiones por las listas abiertas. Sin embargo, en un debate abierto que el propio partido mantuvo en San Sebastián pareció quedar descartada esta opción.

Financiación

La financiación de los partidos es otra de las cuestiones en el disparadero. Especialmente a raíz de los escándalos de corrupción. Pero ¿quién le pone el cascabel al gato?.

Comentan los lectores:
-        Y LO PEOR DE TODO: Se han hecho INTOCABLES POR CULPA DE NUESTRA CONFIANZA...
-        ¿Y por qué han de estar financiados los partidos políticos, sindicatos, etc. con dinero público y no por las cuotas de sus afiliados, como sucede en la mayoría de países?
-        Sería mejor eliminar el Senado, en lugar de “reformarlo”...Porque si los que van a aplicar esta “reforma” van a ser los mismos partidos políticos, lo que va a pasar es aquello de la cínica frase de Tomaso di Lampedusa en “El Gatopardo”: “Hay que cambiarlo todo, para que nada cambie...”


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