dilluns, 2 de desembre del 2013

970-SEAMOS COHERENTES.

El semáforo se puso amarillo justo cuando él iba a cruzar en su automóvil y como era de esperar, hizo lo correcto: Se detuvo en la línea de paso para los peatones, a pesar de que podría haber rebasado la luz roja acelerando a través de la intersección.

La mujer que estaba en el automóvil detrás de él estaba furiosa. Le tocó la bocina por un largo rato e hizo comentarios negativos en alta voz, ya que por culpa suya no pudo avanzar a través de la intersección... y para colmo, se le cayó el celular y se le regó el maquillaje.
En medio de su pataleta, oyó que alguien le tocaba el cristal del lado. Allí, parado junto a ella, estaba un policía mirándola muy seriamente.  El oficial le ordenó salir de su coche con las manos arriba, y la llevó a la comisaría donde la revisaron de arriba abajo, le tomaron fotos, las huellas dactilares y la pusieron en una celda.
Después de un par de horas un policía se acercó a la celda y abrió la puerta.  La señora fue escoltada hasta el mostrador, donde el agente que la detuvo estaba esperando con sus efectos personales:
- "Señora, lamento mucho este error", le explicó el policía. "Yo le mandé que saliera de su coche mientras usted se encontraba tocando la bocina fuertemente, queriendo pasarle por encima al automóvil del frente; usted estaba maldiciendo, gritando improperios y diciendo palabras soeces; mientras yo la observaba, me percaté de que:
·         De su retrovisor cuelga un rosario,
·         Su carro tiene en la defensa una calcomanía que dice: "Jesús te ama",
·         Su tablilla tiene un borde que dice "Amor y paz",
·         Otra calcomanía que dice: "Practica la meditación"
·         Y, finalmente, el emblema cristiano del pez.
¡Como era de esperarse, supuse que el auto era robado!"
Esta simpática historia muestra la importancia de ser coherentes
entre lo que creemos, lo que decimos y lo que hacemos.

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