Entre las mil y una
prácticas antisociales del PP de Mariano Rajoy desde el origen de su mandato (ilegítimo,
pués no aplicó su programa político que, en los países democráticos implicaría,
automáticamente, la realización inmediata de nuevas elecciones), actualmente
podemos destacar: 1) Manipular la justicia a su interés: anular escuchas telefónicas
(desde el caso Naseiro hasta hoy, que absuelven a unos ultras de Valencia) como método
ante las pruebas. 2) Pedir dignidad a
Jordi Pujol (¡por supuesto!) cuando, en correspondencia con la Gurtel ,
deberían haber dimitido todos los
presidentes del partido y los gobiernos populares desde el año 1990 hasta
ahora. No tienen decencia ni, lo que es peor, sus votantes no se lo reclaman.
Y los políticos
catalanes, en vez de tanta tontería nacionalista, se tendrían que concentrar en
la ECONOMÍA ,
que es lo que importa a la gran mayoría de ciudadanos. Lo primero que
necesitamos son EMPLEOS DIGNOS, con
un buen sueldo, que nos den un bienestar digno, una SEGURIDAD SOCIAL por lo menos, como la que se creó en los tiempos
de la dictadura la cual, los que han mandado después, no sólo no han sido
capaces de mejorarla, sino ni tan solo de conservarla. Un SISTEMA DE PENSIONES que permita a jubilados y viudas o viudos,
vivir decentemente, sin reducciones estúpidas. Y que los MENOS FAVORECIDOS puedan vivir, alojarse y alimentarse, ellos y sus
hijos, como corresponde a un país civilizado que, bajo la bota del neoimperialismo
alemán actual, a la que nos han entregado los desleales gobernantes actuales
del PP, no se conseguirá nunca. Lo demás son tonterías, el pelear por una
bandera o una religión nunca ha servido para nada, sólo causa destrucción y que
unos pocos ricachos se hagan todavía más ricos.
Ah, y para
enterarse el PP de cómo va realmente la Economía en España, en vez de tantos discursos
grandilocuentes y de autobombo, lo que tienen que hacer es simplemente pasearse
por las calles y verán la cantidad de empresas cerradas y que siguen cerrando,
despidiendo a sus empleados, al no poder soportar las cargas por mantenerse
abiertas.
Y no hablemos de la
“ley” de deshaucios creada únicamente para beneficio de los bancos, en contra
de los ciudadanos afectados y cuyo bienestar debería defender el gobierno de
turno.
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