LA
ALCALDESA de Barcelona, Ada Colau, llegó al poder prometiendo una nueva forma de
hacer política, sin embargo está reproduciendo las mismas prácticas de sus
antecesores.
Colau se
ha valido de una treta legal impulsada por Xavier Trias para poder incorporar
como directivos a trabajadores externos del Ayuntamiento y situarlos en puestos
habitualmente ocupados por empleados públicos del Consistorio.
Los
funcionarios de la casa ya ponen en duda la limpieza de los procesos de
selección, puesto que, en varios de ellos, pese a haberse presentado más de 40
candidatos, los ganadores han acabado siendo trabajadores afines al Gobierno
de Barcelona, miembros de Barcelona en Co mú (BComú) o incluso candidatos que
ocuparon un puesto en la lista de Ada Colau para las elecciones municipales.
Esta
circunstancia se suma a lo ocurrido con el nuevo código ético del Consistorio,
que no veta la contratación de familiares o cónyugues como cargos de
confianza.
Colau
venció en las elecciones prometiendo atajar el nepo tismo y todas las vías que
lo hacen posible, pero sus últimas decisiones están permitiendo que las
puertas de entrada para incorporaciones irregulares o poco estéticas
continúen abiertas de par en par. La alcaldesa debe cerrarlas si quiere conservar
su credibilidad.
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