Un manifiesto nacionalista exige que la lengua que hablamos el 60% de
ciudadanos que vivimos en Cataluña no sea oficial en un hipotético 'Estado
propio'. Realmente es de agradecer que el separatismo se quite la careta. Así
nos muestra su voluntad de tratarnos a los castellanohablantes en su Nou País como ciudadanos
de segunda, sin derechos lingüísticos. Y, no contentos con ello, nos acusa de
ser pérfidos agentes de la «inmigración» que «colonizamos». ¿Con tal grado de
intolerancia y arrogancia, pretenden ampliar la base independentista? Este
manifiesto es un insulto a muchos ciudadanos y un ataque a la cohesión de nuestra
sociedad. Lamentable que una supuesta izquierda catalana avale actitudes y un
lenguaje propios de la ultraderecha de Donald Trump y el Frente Nacional
francés.
José Ginés. Barcelona.
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