dijous, 30 de juliol del 2015

1896-Goirigolzarri

PUES NO, en España no ha habido crisis bancada. Esa expresión es una falacia in­ventada por políticos y sindicalistas para maquillar sus abusos en las Cajas públicas. Los Bancos españoles no han necesitado un solo euro de rescate. Están reconocidos entre los más sólidos de Europa. La audito­ría de Oliver Wyman, tan severa que hu­biera comprometido incluso a algunos Ban­cos alemanes, otorgó nota sobresaliente a nuestra Banca. Desde el gigante Santander; al que Emilio Botín instaló en el top ten del mundo, hasta las entidades de tamaño me­dio como la March, gestionada con eficacia por una familia sabia y seria, el sistema bancario español está considerado en Occi­dente como un ejemplo a seguir.

Lo que ha fallado en España, y de forma estrepitosa, ha sido la gestión no profesio­nal de algunas Cajas públicas, zarandeadas por la voracidad de políticos y sindicalistas. No, no ha habido crisis bancaria. Ha habi­do crisis de numerosas Cajas en las que po­líticos y sindicalistas se han regalado con sueldos rientes, opulentos blindajes e in­demnizaciones desmesuradas; en las que han colocado a sus parientes, amiguetes y enchufados; en las que han otorgado crédi­tos sin avales solventes a sus paniaguados. Políticos y sindicalistas convirtieron a una serie de Cajas públicas en negocios ruino­sos que ha sido necesario rescatar con el di­nero de todos y que se han reconvertido luego en Bancos gestionados profesionalmente. Los jetas de las tarjetas negras solo son la punta del iceberg de las tropelías de políticos y sindicalistas. Frente a sus atro­pellos, la gestión profesionalizada, por po­ner un ejemplo relevante, instaló a La Caixa entre las entidades más solventes del mun­do y a su presidente, Isidro Fainé, en lugar de cabeza entre los gestores europeos.

He leído con satisfacción pero sin asom­bro los resultados del primer semestre de Bankia. La antigua Caja Madrid fue una en­tidad próspera hasta su último gestor pro­fesional, Jaime Terceiro, cuya presidencia fue reconocida por todos como excelente. La politización y sindicalización posterior convirtió a Caja Madrid en una ruina sin paliativos. La solución a las tropelías y los desmanes ha tenido nombre propio: José Ignacio Goirigolzarri, un profesional acre­ditado de la Banca, con larga y fecunda ex­periencia, que en solo tres años ha devuel­to a la antigua Caja Madrid a la prosperi­dad, consolidando a Bankia entre las primeras entidades financieras europeas. Ha bastado una gestión seria y profesiona­lizada para transformar una entidad ruino­sa en un solvente negocio. Las cifras son muy tozudas. Frente a los números rojísi­mos de hace unos años, la gestión de Goiri­golzarri al frente de la antigua Caja Madrid ha transformado la ruina anterior en unos resultados que consolidan beneficios cre­cientes y que en el primer semestre de este año se han elevado a 556 millones de euros. No reconocer esta realidad significa sumar­se a la trampa semántica de los políticos ineptos y los sindicalistas voraces que ha­ blan de crisis bancaria cuando solo ha ha­bido crisis de las Cajas por ellos administra­das. Hemos padecido la gestión atroz que políticos y sindicalistas hicieron de muchas Cajas públicas, entre ellas Caixa Catalunya, Caixa Tarragona, Caixa Manresa, Caja Ma­drid, Bancaja, Caja Murcia, Caixa Penedés, Caja Granada, Cajastur, Caja de Extrema­dura, Caja España, Caja Cantabria... Un río, en fin, de incesantes desmanes.


Luis María Anson, de la Real Academia Espa­ñola

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