¡Este nuevo lider de España, es cosa seria! ¡En dos años ha sido capaz él solo de cercenar los avances económicos y sociales de los españoles, conseguidos a lo largo de muchas décadas, y retrotraerlos a los tiempos de la Guerra de Cuba!
Pero como los ciudadanos de España no han estado de acuerdo en pasar a percibir salarios irrisorios, anulación de servicios médicos, farmacéuticos y escolares sin medida, la práctica anulación del sistema de pensiones público y, como guinda, que se les haya obligado a pagar el llamado “rescate de la Banca”, resulta que los susodichos ciudadanos ya están alborotando demasiado, y por ello ha ordenado a su ministro de interior que busque una solución para limitar, o menor anular, las enojosas protestas ciudadanas, cuya emisión por los medios de comunicación, tanto daño hacen al concepto de la “Marca España” en el extranjero. Así, en un alarde de recuperación de la “memoria histórica”, el ministro Fernández Díaz, ha decidido reinstaurar lo que ya existió y se llamó “Ley de vagos y maleantes”, eso sí, con otro nombre, para que los políticos puedan aplicarla discrecionalmente a los ciudadanos que protesten en la calle por una supuesta conculcación de sus derechos.
Al ciudadano español, ya le fue anulado su derecho a poder exigir la derogación de leyes que considerase lesivas, o poder revocar un gobierno y exigir la celebración de nuevas elecciones, a pesar de reunir el número de firmas estipulado (en España 500.000). Esta anulación de éste derecho se llama, en una antidemocrática denominación jurídica enunciada como “No admisión a trámite”. Con lo que una protesta formalmente presentada por los ciudadanos, les puede ser devuelta de inmediato, sin ni siquiera franquear la puerta del organismo judicial (juzgados) o político (Parlamento), con el sello anterior que, a efectos de una mejor comprensión para aquellos ciudadanos que no dominen los términos técnicos utilizados en Derecho, quiere decir “Esta protesta que presentan, se la pueden meter en el c…”.
Así, los ciudadanos ya no les queda ninguna forma de protesta, “a pagar y a callar”, como siempre en España.
Por ello, y ya que tanto parece amar el sr. Rajoy las épocas pasadas, le animamos a no quedarse en resucitar solamente la “Ley de vagos y maleantes”, aplicable ahora a los ciudadanos que no estén de acuerdo con los resultados de la forma de gobierno de Rajoy y protesten en la calle, y prosiga con su campaña de desmoronamiento del Estado Democrático Español reinstaurando el célebre TOP (Tribunal de Orden Público), de tan nefasto recuerdo para los españoles. Pero, al que creó éste tribunal, parece que le fue bastante bien.
¡Ánimo Mariano, ya te queda poco para blindar a la clase política por los cuatro puntos cardinales! ¡La calle es tuya! ¡Sí! ¡Tú puedes hacerlo y llegar hasta el final!¡Recrea el TOP!
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