Rita Barberá va a mantener su condición de aforada aunque se disuelvan
las Cámaras si hay nuevas elecciones porque ha sido adscrita por su partido a
la Diputación Permanente del Senado. Así es como el Partido Popular intenta
proteger a uno de sus iconos de los tiempos de esplendor, aunque el verdadero problema para
su formación es que Rita Barberá es en este momento una auténtica bomba de
relojería que puede tardar mucho o poco en hacer explosión pero que, cuando lo
haga, va a dejar una inmensa cantidad de damnificados y no lo que ahora se
llama piadosamente «daños colaterales», sino daños esenciales y muy profundos.
El problema de los populares con su en otro tiempo venerada alcaldesa es que está sitiada por un
círculo de evidencias de corrupción que la rodea por todas partes y no le deja
ni un mínimo resquicio para escapar de él. Es evidente que el mejor favor que
le podía hacer a su partido en este momento es renunciar a su cargo y
enfrentarse a la ola que inevitablemente la tiene que arrollar por la sencilla
razón de que todos, absolutamente todos sus colaboradores están siendo investigados
por una trama de corrupción masiva y muy bien organizada durante los años en
que ella estuvo al frente de la alcaldía de Valencia.
Y, dado que las investigaciones llegan hasta las
mismísimas puertas de su despacho, aunque hiciéramos el ejercicio angelical
de pensar que las fechorías se de
tenían allí como impedidas por una fuerza
sobrenatural, es obligado preguntarse, y preguntarle a ella, a qué clase de
vigilancia sometió durante tantos años a sus subordinados.
Parque en
el mejor de los casos, aun admitiendo la inverosímil versión de que ella se
mantuvo inmaculada frente al pecado, su responsabilidad política es inmensa,
extraordinaria. Y de ella tendrá que dar cuenta más pronto que tarde.
Lo que
pasa es que Barberá se ha enrocado y no quiere salir de su fortaleza. Ha
exigido que el partido la defienda y no ha cedido ante las peticiones, casi
las súplicas, de que dimitiera y se enfrentara a cuerpo a las investigaciones
y probables acusaciones que van a caer sobre ella. Es evidente
que ha ganado esta primera batalla, lo que significa que la querida Rita va seguir pendiendo sobre la cabeza de
Mariano Rajoy durante este dificilísimo período en el que el líder del PP va a
esforzarse por recuperar algo de la iniciativa política perdida a favor de
Sánchez al tiempo que intenta que su adversario fracase en la travesía que ha
emprendido hacia la presidencia del Gobierno, de modo que él, Rajoy, pueda
volver a aspirar a recuperar el poder bien en una sesión de investidura, bien
a través de unas nuevas elecciones.
Es sobre
este paisaje endemoniado sobre el que va a
estar planeando la oronda figura, cebada de material políticamente explosivo,
de la alcaldesa de Valencia. Pero es seguro que su deflagración acabará por
ahogar las pocas y complicadas estrategias que el líder del Partido Popular
acaricia todavía.
VICTORIA PREGO
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada