dilluns, 8 de desembre del 2014

1425-UN ACUDIT DE METGES

Un médico ya anciano, que siempre trabajó
en el medio rural, pensó que había llegado
la hora de jubilarse después de haber
ejercido la medicina durante 50 años.
Al joven médico que llegó para ocupar su
plaza en el pueblo, le sugirió que le
acompañase en las visitas a domicilio,
para que las personas se habituasen a él
de manera gradual.
La primera visita se trataba de una mujer que
se quejaba de dolores en el estómago.
El anciano doctor le respondió:
- Sabe, la causa más probable es que usted
abusa de las frutas frescas. ¿Por qué
no reduce un poco su consumo diario y
selecciona las mejores?

Cuando salieron de la casa el joven le preguntó:
- Doctor usted ni siquiera examinó a la mujer.
¿Cómo consiguió hacer un diagnóstico tan rápido?
Bueno, no merecía la pena examinarla.
- ¿Usted se dio cuenta de que dejé caer el
estetoscopio al suelo?, cuando me agaché
para recogerlo, vi que había media docena
de cáscaras de naranjas, manzanas y
ciruelas verdes, inadecuadas para el consumo
en el cubo de la basura. Y eso es seguramente
lo que le ocasionaba los dolores de estómago.
En la próxima visita usted se encargará del
examen.

En la siguiente casa, se entretuvieron
durante varios minutos hablando con una mujer
bastante joven. Ella se quejaba de que se fatigaba
mucho.
- Me siento totalmente sin fuerzas dijo.
Fue ahora el joven doctor que le respondió:
Usted se entrega demasiado a la iglesia.
Si redujese esa actividad, se sentiría más
energética.

Una vez que hubieron abandonado la casa,
el anciano doctor le dijo a su sustituto:
- Su diagnóstico me ha sorprendido.
¿Cómo fue que llegó a la conclusión de que
aquella mujer se daba en cuerpo y alma a los
trabajos religiosos?
- Yo apliqué la misma técnica que usted me
enseñó:
- Dejé caer mi estetoscopio al suelo, y
cuando me agaché para recogerlo,
vi al cura debajo de la cama...

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