La constitución
del nuevo Estado catalán trae de cabeza a los independentistas catalanes. La Asamblea
Nacional de Cataluña (ANC) está dispuesta a llevar el proceso catalán hasta
sus últimas consecuencias. Incluso tiene previsto formar un Gobierno provisional en el
caso de que la Generalitat sea intervenida por el Ejecutivo central en
aplicación del artículo 155 de la Constitución española.
La plataforma
independentista asegura en su hoja de ruta definitiva que en todos los
escenarios previstos, sean con mayor o menor tensión, el resultado final del
proceso es uno solo: “La Declaración de Independencia. Será el día que ha de
ser recordado como del Día de la
Independencia”, subraya épicamente. Y no se corta al señalar
que, en el caso de que el se intervenga la Generalitat, y debido a la ausencia
del Gobierno autonómico, se materializará “la Asamblea de Cargos Electos que,
como representantes del pueblo catalán, habrán
de nombrar un Gobierno provisional que ejecute esta decisión
(la declaración de independencia)”.
Una de las bases
de la constitución de cualquier estado, ya lo decía Karl Marx, es la economía. Y los
soberanistas lo tienen claro cuando hablan del nuevo Estado catalán. Por ello,
los estrategas de la secesión han prestado especial importancia a esta cuestión
y, en consecuencia, en la hoja de ruta se reserva para la ANC el papel de guardiana de todo el proceso, por encima de partidos políticos y del propio
Gobierno de la Generalitat. En el documento aprobado por la
Asamblea se prevé que el día después, es decir, el 10 de noviembre, una vez
superada la fecha del referéndum, hay que “trabajar conjuntamente con el resto
de actores del proceso para asegurar el ejercicio de las competencias propias
del nuevo Estado catalán, especialmente con la culminación de campañas como la de Declárate a Cataluña”.
Esa campaña no es
otra cosa que el intento de que los ciudadanos y las empresas de Cataluña no paguen sus impuestos a la Hacienda española,
sino a la Agencia Tributaria Catalana. La materialización de esta obligación se
realizaría “a partir del mismo día de la Declaración de la Independencia”.
El pivote
de un ‘pacto de Estado’
La hoja de ruta
dedica un capítulo a la posibilidad de que el presidente catalán, Artur Mas, tenga que convocar
elecciones anticipadas. En la ANC aseguran que estas elecciones serán “de carácter plebiscitario”. Y el
papel de esta organización ha de ser “el de facilitar la constitución de una
candidatura unitaria de los partidos y fuerzas sociales que propongan la
declaración de independencia como primer acto del nuevo Parlamento”. La
candidatura ha de especificar en su programa que, “en caso de mayoría de
escaños en el Parlamento, proclamarán la independencia”.
Para reforzar la
convocatoria de estas “elecciones plebiscitarias”, propone constituir una “Mesa de fuerzas políticas y sociales
por el Estado propio” que conduzca este proceso “hasta la constitución de la
candidatura única y, si es preciso, para cerrar acuerdos y compromisos con
otras candidaturas que sólo compartan el objetivo principal”. Además, esta
plataforma sería el órgano que conduciría el proceso hasta la constitución de
una supuesta Asamblea de Cargos Electos que tomaría las riendas de la situación tras el 9 de noviembre.
La ANC, en su
hoja de ruta, detalla incluso quién estaría al frente de la estrategia: “La
Asociación de Municipios por la Independencia, con la colaboración de la ANC y
de los partidos políticos independentistas podría ser quien prepare la
propuesta que permita constituir esta Asamblea de Cargos Electos”. Y subraya
que el ente que quiere impulsar ha de comenzar a formarse “a partir del 11 de
septiembre de 2014 [Diada Nacional de Cataluña], fecha a partir de la cual se
pueden precipitar los acontecimientos, para tenerla a punto el 10 de noviembre
[es decir, el día después del referéndum]”.
En el documento
de la plataforma se afirma que la Asamblea “ha de contribuir a convertir este
proceso posterior al 9 de noviembre en un proceso neto y entendible para la ciudadanía”
y que ha de “explicar que es un proceso democrático y, hacer posible que la
Declaración de Independencia sea una fiesta popular de dimensiones nacionales y
de amplio eco mundial”.
Con esta
estrategia, esperan poder llegar al día de Sant Jordi del 2015, es decir, al 23
de abril del año próximo, fecha que consideran “un horizonte plausible e
incluso deseable para hacer esta Declaración. Trabajar con estos plazos puede
permitir hacer el proceso de forma ordenada o, al menos, con el apoyo
internacional suficiente”.
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