Las reuniones secretas dan mucho juego. No hay nada más morboso que
una «reunión secreta» entre dos políticos de distinto signo, y no digamos ya si
se trata de personas tan alejadas y de mundos tan opuestos como Oriol Junqueras
y Luis de Guindos, la Generalitat y el Gobierno de España.
El líder del PP de Cataluña, Xavier García Albiol, no tardó ayer en
salir a la palestra para denunciar el encuentro que mantuvieron el consejero
de Economía y Hacienda del Gobierno catalán y el titular de Economía del
Gobierno central... en un lugar tan poco discreto para una cita secreta como
la sala de autoridades del Aeropuerto de Barcelona.
El encuentro, que estaba en la agenda de los dos políticos, no tiene
nada de extraordinario. Junqueras telefoneó a Guindos y le pidió una
entrevista para tratar de la difícil situación financiera por la que atraviesa
la Generalitat.
La agencia de evaluación de riesgos Standard & Poor's había
informado a la Generalitat de su intención de rebajar aún más la calificación
de su deuda, que ya fue situada en el nivel de «bono basura» (BB-) el pasado
mes de octubre. El Gobierno catalán está pagando muy cara su aventura
independentista y cada vez tiene más difícil encontrar financiación, al margen
de la que recibe del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), es decir, del Estado
español.
Al mismo tiempo, los bancos están apretando el dogal a la
Generalitat, que sufre para devolver su elevada deuda.
En definitiva, se trataba de una llamada de
auxilio. Guindos estuvo reunido con Junqueras durante 40 minutos y se comprometió
a ayudar a la Generalitat a salvar el match ball frente a Standard & Poor's. Eso
significa que el departamento de Economía y Hacienda catalán ha ganado 15 días
para renegociar su deuda a corto plazo con los bancos y, de esa forma, poder
ofrecer, si logra un acuerdo, una cara más presentable frente a la agencia de
calificación y quedarse en el escalón de «bono basura» sin caer al abismo.
García Albiol acusó ayer al ministro de
haber «caído en la trampa» de la Generalitat. Probablemente sin saber que
Guindos acudió a la cita con el visto bueno del presidente del Gobierno.
El líder del PP catalán no ha entendido
que Cataluña sigue siendo España, una parte importante de España, y que todo lo
que le atañe acaba, finalmente, afectando al Estado español.
Si Cataluña empeora su calificación de
deuda eso no es bueno para España. Y por ello, el ministro de
Economía no sólo puede, sino que está obligado a hacer todo lo posible para
que eso no suceda.
El Gobierno tiene que impedir que se incumpla
la ley y llevar al Tribunal Constitucional todo aquello que considere que
vulnera nuestra Ley Fundamental (por ejemplo, las llamadas «normas de
desenganche»), Pero eso es una cosa y otra muy distinta desatender las
obligaciones que se tienen con la estabilidad financiera del Gobierno
autonómico.
La batalla contra el independentismo no
se gana desde la obcecación, sino desde la racionalidad. Y en el PP hay un
sector que todavía no ha entendido que la Generalitat forma parte del Estado y
que el catalán es una de las lenguas oficiales del Estado español. Por ello,
algunos diputados populares abuchearon a Albert Rivera cuando habló
en catalán durante unos segundos en el debate de investidura.
Son precisamente los miembros de esa
facción cerril los mejores aliados del independentismo.
CASIMIRO GARCIA-ABADILLLO
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada