A este paso, Rita
Barbera y los
concejales del Ayuntamiento de Valencia van a hacer más para cargarse
definitivamente a su partido y para decapitar políticamente a Rajoy, que todas las andanadas de Rivera y todos los insultos de Sánchez contra el líder del PP De lo sabido hasta ahora, que ha pasado
directamente a ser una obscenidad grabada en audio, lo único que hay que exigir
a la totalidad de los implicados en la operación es que pongan inmediatamente
su cargo a disposición de su partidô Incluye esto a la ex alcaldesa, por más
que insista en su primigenia inocencia, porque, en el mejor de los casos para
ella, su responsabilidad política es tan inmensa que no soporta ni por un
segundo su empecinada e inútil terquedad.
Sólo la decisión adoptada ayer tarde por su partido de abrir un
expediente informativo a lo sucedido en Valencia, ha podido controlar el
terremoto que lleva días avisando, desde su epicentro en la calle de Génova .
con arrasar al PP
Y mire usted por dónde, la sólida unidad de la mayor parte de los
militantes y la totalidad de los dirigentes en torno al liderazgo de Rajoy,
tenazmente barrenado desde el exterior, ha estado a punto de saltar por los
aires, por lo menos en su expresión pública, a cuenta del tratamiento que la señora
Barbera exige para sí con una desconsideración incalificable hacia su partido.
Lo
sucedido ayer fue una prueba de hasta qué punto las nuevas generaciones de dirigentes
están saturadas de torear con los pufos de algunos de sus mayores, que se
comportan como si fueran acreedores de un respeto que no merecen. Y Mariano
Rajoy participa de esa corriente contemporizadora que ha desbordado ya los
cauces de lo tolerable y que amenaza con anegar al partido. Rajoy dice que le
tranquiliza que Barbera acuda a declarar ante el juez. Lo que no dice, y
debería haber dicho con total claridad, por mucho cariño que le tenga a su
compañera de campañas electorales y puntal de antiguos éxitos ya extinguidos,
es que lo sucedido es un escándalo inadmisible y pedir que todos los imputados
por el juez renuncien ya a sus actas. Porque es el juez quien deberá decir si
constituyen, o no, delito las actividades que está juzgando. Pero cualquiera
puede decir, y debe hacerlo, que ésas son actividades impresentables. Y que, en
el caso de la alcaldesa, sólo por haber ignorado, como ella sostiene, la
existencia de esa red de blanqueo «a la chica», debería haber comparecido
avergonzada para pedir perdón a los ciudadanos por su pésima manera de
entender las responsabilidades de su cargo.
Rajoy no
puede seguir poniendo paños calientes a quienes tienen encendida una hoguera
debajo mismo de su asiento.
VICTORIA PREGO
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