LAS SENSACIONES INFORMATIVAS nos dicen que la intensidad del supuesto
proceso está bajando. Cuidado, con ello no quiere decir que haya menos
independentistas. Sería un error pensar eso. Simplemente, aunque sea complejo,
que la prioridad está variando hacia otro punto todavía indeterminado.
Instalado en la Generalitat un gobierno que pretende acercar las instituciones
a la puerta de la independencia, con una asociación agitadora como la ANC relajada
con relación a pasados años y con un conseller de Economía, Oriol Junqueras,
más pragmático que el propio Andreu Mas-Colell dispuesto a negociar con el
Estado y Luis de Guindos cualquier acuerdo para solucionar los
problemas de liquidez de la caja.
Ese relajamiento social no coincide con la insistencia política. El lunes
se informaba sobre la tramitación por
parte de la Generalitat para que el IRPF de los 5.000 funcionarios de la
Diputació fueran ingresados en la llamada hacienda catalana. La información
llegó a la sesión de control del president Puigdemont que se defendía acusando a la oposición
de utilizar a los funcionarios. Curiosa defensa. Sólo tenía que haberse mirado
al espejo. Las aguas siguen movidas pero de otra forma.
ALEX SÁLMON
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