dimarts, 1 de desembre del 2015

2255-LA CUP HA VUELTO A DEMOSTRAR QUE, EN CATALUÑA, TIENE LA SARTÉN POR EL MANGO

LA CUP ha vuelto a demostrar que, en Ca­taluña, tiene la sartén por el mango, políti­camente hablando. 823 de sus militantes re­chazaron la investidura de Mas en la asam­blea que tuvo lugar el domingo en Manresa, pero, al mismo tiempo, dejaron la puerta abierta a la negociación con Junts pel Sí. Es lo peor que le podía pasar a Mas, por­que la CUP ha puesto en manos de la coali­ción independentista la disyuntiva de pedir­le que se vaya o bien arriesgarse a nuevas elecciones, en las que el soberanismo ten­drá menos respaldo que el obtenido el 27-S (como mostraba la encuesta publicada por La Vanguardia este fin de semana).

Para los antisistema, jugar con la perma­nencia de Mas es su mejor baza para obte­ner concesiones impensables atendiendo sólo a su representación parlamentaria.

Acudiendo en defensa del soldado Mas, Oriol Junqueras y Romeva dijeron ayer que «sin Mas no habrá independencia». Como si Mas fuera la garantía de que sí la habrá. Lo que buscan es sacar la cabeza para no sen­tirse ninguneados por la CUP. Artur Mas se ha comportado con enorme torpeza en los últimos meses: ha roto con el catalanismo moderado y, sin embargo, no ha sido capaz de liderar una alternativa independentista sólida. En lugar de ser el domador de radicales y de los antisistema, como había prometido a la gran burguesía.

Si en el plano político, hoy por hoy, la CUP es quien marca la hoja de ruta, desde el punto de vista económico son las grandes instituciones financieras las que tienen a su merced al president. En efecto, el golpe de gracia a Mas no depende tanto de la voluntad de la CUP co­mo de la decisión que adopten en las pró­ximas semanas Isidro Fainé y Josep Oliu. Según las fuentes consultadas, el Banco Sabadell tiene ya decidido trasladar su se­de a Madrid si, finalmente, se confirma un pacto con los antisistema y se lleva adelan­te el plan de ruptura con España que se ex­plícita en la declaración del Parlament aprobada el pasado 9 de noviembre.

Esa posibilidad ya ha sido estudiada por su consejo, que tiene plena capacidad para llevarla a cabo sin necesidad de convocar a la junta de accionistas. Por su parte, Caixabank ha estudiado diversas opciones, que serían también aplicables en el su­puesto de ruptura. La primera de ellas fue la de trasladar su cuartel general a Pam­plona (antigua sede de Caja de Navarra, integrada en Banca Cívica, que fue adqui­rida por Caixabank en 2012). Sin embargo, la alternativa que se baraja en los últimos días es la de llevar el centro de mando de Barcelona a Palma de Mallorca (hasta su fusión en 1990 con la Caja de Ahorros de Barcelona, la Caixa se denominaba Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros de Cataluña y Baleares).

Desde 2014 un total de 654 empresas con sede en Cataluña han decidido trasladarse a Madrid, tanto por razones fiscales como políticas. Pero Caixabank y Sabadell, los dos pilares fundamentales del crecimiento económico catalán, se han mantenido fir­mes hasta ahora.

Según las fuentes consultadas, Mas ya habría sido advertido por diversos emisa­rios de que si continúa con sus planes de secesión al margen de la legalidad, Fainé y Oliu harán un gesto inequívoco de rechazo trasladando las sedes de sus bancos fuera de Cataluña. Un pulso sin precedentes. ¿Quién cederá primero?


Casimiro Gárcia-Abadillo

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