LOS QUEBRADEROS de cabeza que arrastra la familia
Pujol desde que el patriarca confesara que había desviado cantidades
millonarias a Andorra, relacionadas supuestamente con un legado, parecen no
tener fin. El ex president Pujol confesó a sabiendas de que la Justicia le
pisaba los talones y había rastreado los movimientos sospechosos de cuentas
corrientes. Como fichas de un dominó, la esposa y casi todos sus hijos han ido
engrosando la lista de imputados en el procedimiento judicial que instruye el
juez de la Audiencia Nacional, para aclarar el presunto fraude fiscal y
blanqueo de capitales derivado de la gestión supuestamente irregular de las
cuentas de la familia.
Oriol Pujol ha sido el último de los hijos del ex
president en ver su nombre salpicado por la investigación: la misma casa de
Urús que ya le trajo problemas en el marco de la instrucción del caso ÍTV -que
investiga la trama de adjudicaciones irregulares de licencias, por la facturación
de servicios que implicaba a su mujer- es la que ahora está en el ojo del huracán
por la curiosa transacción inmobiliaria que requirió con la empresa Teyco.
Convergencia Democrática vuelve a aparecer en las diligencias judiciales, por
su relación con la constructora Teyco y con el que fuera alto cargo e el
partido. El círculo se estrecha y sólo es de esperar que se acelere la
instrucción para depurar responsabilidades.
D’un diari de l’altiplà
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