LA GENERALITAT no rectifica en su actitud
desafiante, presa por un lado de la tensión necesaria de la campaña electoral,
que lleva a CDC a plantar cara de manera reiterada ante el Gobierno, y el
sentido común que hace a muchos catalanes desconfiar de la deriva in
dependentista. En su errática estrategia política, ayer le tocó a la consellera
de Governació la voz reivindicativa de los nacionalistas, y para ello aprovechó
la reunión que organizó con los cinco alcaldes a los que la Audiencia Nacional
ha abierto diligencias de investigación por su impulso a mociones solidarias
con la declaración de independencia del Parlament.
Meritxell Borrás utilizó la reunión para dar
apoyo a los ayuntamientos díscolos de Sant Cugat del Vallès, Celrà, Girona, Igualada y La Seu d'Urgell, pero no se
quedó ahí: desde su cargo público alentó su desobediencia e incluso llamó a
coordinar recursos y esfuerzos para mantener su defensa.
Actitudes como ésta sólo agravan la magnitud de
la desobediencia orquestada por la Administración catalana, y llevan a otros
consistorios a plantearse iniciativas .similares. Hoy mismo, la CUP pretende
promover una propuesta de adhesión a la declaración independentista anulada
por el Constitucional en el seno del Ayuntamiento de Barcelona. La falta de
respeto a la legalidad vigente no puede convertirse en un lugar habitual de
ningún gobierno.
De un diari del altiplà
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