El presidente del Gobierno será quien, de ahora
en adelante, decida cuánto dinero, en qué plazos y con qué destino se envía a
las arcas vacías de Cataluña. Estamos ante una buena decisión que debería
haberse tomado hace mucho tiempo, porque hace mucho tiempo que los españoles
asistimos escandalizados e indignados al espectáculo permanente de altanería
ofensiva protagonizado por lios dirigentes de la Generalitat en lo tocante a
su nivel de déficit y a los gastos sin medida destinados a financiar las campañas
a favor de la secesión.
Siguen diciendo, lo afirmó ayer la vicepresidenta
Neus Munté. que los miles de millones que les llegan procedentes del FLA y del
Mecanismo de Pago a Proveedores no son más que la devolución «humillante y a
cuentagotas» de los impuestos de los catalanes.
No, señora Munté, la ayuda que el Gobierno lleva
proporcionando a la Generaliat durante toda la legislatura procede de los
impuestos de todos los españoles que, solidariamente, socorren a sus
compatriotas catalanes, maltratados sin piedad por una gestión irresponsable y
casi delictiva de sus gobernantes. Y el FLA viene a socorrer a la Generalitat
porque
su deuda está calificada como bono basura y porque tiene los mercados cerrados a
cal y canto y el único banco que se aviene a prestarle dinero es el Estado
español. Pero, claro, esa realidad casa mal con el eslogan que airearon Artur
Mas y los suyos y que pasearon por los colegios de toda la comunidad para que
los niños aprendieran que los españoles estaban robando a los buenos catalanes
y que por eso era necesaria la independencia. Muchos todavía tenemos en el
recuerdo un indecente programa de la televisión catalana en el que escolares
de 8 y 10 años explicaban en su lenguaje infantil el «España nos roba» que sus
políticos habían convertido en asignatura de obligado aprendizaje.
Y ahora, después de muchos y muy ofensivos
dispendios acometidos por los independentistas en el uso y abuso de su poder,
Mañano Rajoy ha decidido que ha llegado la hora de controlar en qué se gasta el
nene la paga. No se trata de negarle la ayuda que necesitan imperiosamente
para pagar, por ejemplo, a los farmacéuticos, que recientemente, y como no se
atreven a plantarle cara a su Gobierno se refugiaban en una postura
equidistante, tan de moda, y reclamaban a «las administraciones» que les
resolvieran su gravísimo problema. Afortunadamente, a partir de ahora los
millones de euros que viajen desde el Estado hacia Cataluña estarán destinados
a un fin concreto y se controlará si el Govern los ha empleado a tal fin. No se
trata de ahogar económicamente a los ciudadanos, sino de que sus dirigentes
dejen de abusar con tanto descaro del resto de los españoles mientras les
miran, además, por encima del hombro.
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