Nadie podría llevar al cine el esperpento catalán, esa españolada.
Faltan las personas claves para materializar la historia. Azcona y
Berlanga
para armar la narración; Sazatomil y Mari
Santpere encarnando a los protagonistas. Objetarán que el gran Saza era más
alto que el pequeño Artur, pero asi son las cosas en la ficción. Cuando Albert
Boadella armó Ubú, president, era evidente que el actor Ramón
Fontseré era mucho más alto que Pujol, el bonsai al que encarnaba. La realidad siempre es más chaparra que el arte que
la cuenta. Berlanga conseguía escenas corales con siete u
ocho personajes en cuadro que se movían sin tropezarse unos con otros ni
salirse del fotograma. Es algo que no acaban de conseguir los personajes de esta
ópera bufa
a pesar de sus tamaños recogidos.
La última propuesta de Mas para seducir a sus improbables socios de la
CUP es una presidencia coral,
asamblearia. Mas sería un hombre de paja, dicho sea sin ánimo de señalar,
sostenido en la Presidencia por Raúl Romeva. cabeza de lista de los Oriol Junqueras, por ERC, y Neus Munté,
por Convergéncia. A uno le parece que para redondear la oferta, el profesor Junqueras debería confiar la Presidencia de Esquerra a su cabeza de lista por
Barcelona. Gabriel Rufián, un nombre de arcángel y un apellido que es pura justicia
onomástica.
Es imposible saber si la CUP acabará siendo
sensible a la permanente rebaja de sus presupuestos éticos y estéticos con que
les está obsequiando
un hombre que no ha dudado en ponerse en ridículo desde su
segunda intentona de acceder a la Presidencia en 2006. Visitó la tumba de Guillé el
Pilos para pedirle el voto y juró ante notario (tres para mayor
seguridad: Joan
Caries Ollé, Inma Domper y Lluís Jou) que jamás de los jamases pactaría con el
PP promesa que violó en cuanto se salió con la suya al tercer intento en 2010,
firmando un pacto de legislatura con Alicia Sánchez-Camacho. Claro que como a él las
legislaturas le duran tan poco debió de parecerle un pecado venial.
Los antisistema están divididos entre los que se
muestran sensibles a las presiones de Convergéncia y sus juventudes, que han
colgado al honorable en funciones cabeza abajo en un cartel, que parece
escrito originariamente en castellano (Hasta nunca, Mas) y traducido al catalán después (Fins mai,
Mas).
He
aquí un hombre portentoso. Quería la ruptura de España y sólo ha roto Cataluña,
la coalición CiU y los dos partidos que la formaban: CDC, que se ha disuelto
para refundarse como Democracia i Llibertat, y UDC, que ha sufrido una escisión
por Demócrates de Catalunya. Ya sólo le falta romper la CUP para convertirse en
Caius
Detritus, el personaje de Astérix en La Cizaña.
Así se explicaría la metáfora de Homs y su horror a las hienas que amenazan con
comerlos.
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