Alguna
vez he pensado que Montoro debería administrar el Fondo de Liquidez Autonómica
con la Generalidad como hacía una maestra de mi pueblo con los fondos de
ayuda a los menesterosos. (Personas en riesgo de exclusión social, se diría en
el lenguaje actual).
Aquella
mujer se llamaba Josefina Azofra, doña Josefina, que los niños de entonces no
tuteábamos a las maestras, y presidía la Cofradía de las Damas del Ropero de
San Vicente de Paúl, a la cual pertenecía también mi madre. Solían reunirse bajo
el patrocinio del cura en la sacristía, después del rosario, para analizar las
necesidades de los pobres y las posibilidades de la parroquia. Uno de sus
beneficiarios, un borrachín llamado Matías, se apostaba a la salida para
pedirles la limosna y doña Josefina le explicó con admirable elocuencia la
lógica del FLA que regía en
aquella cofradía: «A ti no, Matías, que te lo gastas en vino».
Imagínense
que el tal Matías respondiera a la maestra: «Ustedes me castigan por tener un
modo de vida alternativo». Bueno, pues eso es aproximadamente lo que Artur
Mas dijo ayer para explicar sus problemas con el ministro Montoro: «Se está
castigando a Cataluña por defender unas ideas». Ni lo uno ni lo otro. A
Cataluña la castigan él y el Gobierno más inane que ha habido en España. Y no
es por defender unas ideas, sino por mal empleo del dinero público. Mas está
dando las últimas boqueadas. Quería romper España y sólo ha conseguido romper
su coalición y su partido. No está para que se le pida coherencia, pero resulta
muy chocante que ayer se reivindicara en los términos en que lo define la
Constitución, o sea, como representante ordinario del Estado en la Comunidad.
He aquí un tipo capaz de desobedecerse a sí mismo, desconectado de sí y de los
hechos. La desconexión era eso: tener un cable pelado.
Su
consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, había advertido a los tíos de la CUP
que le impiden llegar a la Presidencia de la Generalidad, exactamente igual que
el 15 de junio de 20111 e impedían llegar al Parlamento a defender los
presupuestos, que no tenía dinero para financiar su programa social. Esto es
algo que no se podrá comprobar hasta que traten de poner en marcha ese
programa. Lo que sí saben ya todos los catalanes, y aun los españoles
avisados, es que no tienen dinero para pagar a los farmacéuticos.
Su número
dos, Albert Carreras, secretan general d'Economia i Coneixement, ha dicho a
los boticarios que si quieren cobrar los 330 millones que les debe la
Generalidad vayan poniendo una vela a la patraña de sus preferencias. Ya ni
siquiera es obligatoria la Moreneta. Es natural, boticario comparte raíz con boti-fleur y los nacionalistas son gente muy primaria a la hora de aplicar sus
fobias. Que se las pongan a la del Rocío. O a la de Covadonga.
Montoro
ha puesto una condición al desembolso de los 3.034 millones del Fondo: que no
los usen en financiar sueños independentistas. Es decir, que no se los gasten
en vino.
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