Ha metido a
Cataluña en un callejón sin salida, ha dividido a la sociedad, nos ha
instalado en la permanente inestabilidad, ha agitado la tensión social, ha
intentado levantar un muro de rencor y enfrenamiento con el resto de españoles
y ha roto a su propio partido. Con este currículo cualquier persona con dos
dedos de frente se habría ido y dejado paso a otros. Pero Artur Mas parece
vivir en una realidad paralela: desconoce la palabra autocrítica, la culpa
siempre es de los demás mientras él se ha instalado en su papel de intocable Mesías
que viene a salvarnos. El hijo político de Jordi Pujol, consejero de obras
públicas en la época dorada del 3% y autor principal del desbarajuste que
sufrimos en Cataluña debería entender que ya no es un activo, sino un pesado
lastre para la política catalana e, incluso, para las ideas que dice defender.
María Caro (Lleida).
MARIA CARO, 8 de
Enero
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