EL DE AYER fue un día de relevos en todos los Departaments de la
Generalitat. Un día para el traspaso de poderes y para apuntar, pese a lo
prematuro del momento, el tono, la temperatura o la dirección en la que los
nuevos consellers trabajarán en sus respectivos departamentos. El día de las
intenciones.
Y si hubo un relevo que sorprendió fue el de Santi Vila: el ex
conseller de Territori i Sostenibi- litat pasa a sustituir en Cultura a Ferran
Mascarell y aunque Vila tiene fama de político con el que se puede dialogar y
de buen talante, ayer empezó su andadura destacando el potencial del Departament
«desde el punto de vista ideológico» para conseguir el objetivo principal de la
legislatura que acaba de comenzar, que no es otro que la «libertad política
plena». Que el responsable del área de Cultura de la Generalitat mezcle tan
alegremente conceptos como ideología, cultura y libertad en sus primeras
declaraciones como tal no deja de sorprender y preocupa que el nuevo
conseller vea el Departament como un instrumento más a favor del separatismo.
Más cuando Vila se ha caracterizado siempre por ser una especie de rara avis dentro de Convergéncia. Sin ir más lejos,
en un libro de conversaciones publicado hace algo más de dos años se desmarca
de la línea dominante de su partido y asegura sentirse «incómodo» con la
etiqueta de «nacionalista». La de vueltas que da la vida.
Tret d’un diari de l’altiplà
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