dimarts, 28 de juliol del 2015

1887-Un apaño de última hora

Mejor será que no intenten disimular lo que no admite disimulo Su problema no tiene nada que ver con el que tuvieron los com­ponentes de la candidatura, o lo que sea, independentista, que no se ponían de acuer­do en cosas tan obvias como la de incluir a políticos profesionales en su lista única y que han acabado por pergeñar un bodrio que no se lo compraría nadie en ninguna democracia conocida, pero que los catala­nes, anestesiados con las promesas de una Arcadia feliz de la mano de Mas y Junque­ras, no tienen inconveniente en aceptar.

El problema del PP catalán es otro y tiene ahora mismo una hondura muy considera­ble: las perspectivas electorales del partido en una convocatoria tan extravagante, pero tan decisiva, como la del 27-S son pésimas. Probablemente las peores de su historia. Y éste era el momento en que se necesitaba en Cataluña un puñado de partidos sólidos que defendieran con vigor y entusiasmo la idea de una España unida y respetuosa con las libertades de todos. Pero el partido en el Gobierno, el que alcanzó una apabullante mayoría absoluta hace cuatro años, se en­ cuentra en estado catatónico en la Comuni­dad catalana. Lo que se espera, a tenor de los últimos sondeos, es una pérdida de alre­dedor de la mitad de los 19 escaños que ahora ocupa. Es decir, una catástrofe, y eso en el momento determinante en que es ne­cesario sumar fuerzas para derrotar en las urnas a quienes pretenden separar a Cata­luña del resto de España.

Y no tiene candidato el PP para estas elecciones. No es verdad que se estén guar­dando precavidamente el nombre de quien va a encabezar su lista: es que todavía lo es­tán buscando. Pero tiene muy poco banqui­llo el partido en esa Comunidad porque la dirección nacional popular, empezando por su presidente, ha exhibido una dejadez inexplicable a lo largo de toda la legislatu­ra y no se ha preparado para una batalla que estaban convencidos de que no habría de llegar. Y, naturalmente, ha llegado. Esto es como si los bomberos o los servicios contra incendios no hicieran simulacros ni se ejercitaran porque estuvieran seguros de que no se iba a incendiar ningún bosque ni fuera a explotar en ninguna casa una bom­bona de gas.

Pues esto es lo que ha hecho el Partido Po­pular en los últimos cuatro años: no se ha en­trenado para lo que había de venir. Y ahora se encuentran con la necesidad de sustituir de urgencia a Alicia Sáitchez-Camacho porque con ella e:> cabeza ya saben que se hunden. Es lamentablemente tarde para darse cuenta de lo que tienen delante desde hace tanto tiempo. Y con un nombre de postín tampoco llegan a tiempo de arreglarlo. Lo malo de es­to es que ellos pierden pero lo acusa España.


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