Tras la esperpéntica
comparecencia de Artur
Mas en el Parlament, en que el mitin que él tenía pensado se tornó en preguntas
de la muy noble y leal oposición sobre las mordidas de su partido, la
conclusión más evidente es que el presidente de la Generalidad mintió en dos
cuestiones fundamentales al negar las mordidas y al decir que el registro
judicial de la sede de CDC era un montaje. «Ha sido un juez, una persona independiente»,
explicó Rajoy a Carlos Herrera, «como un juez ordenó el registro de la sede de
mi partido cuando yo era presidente del Gobierno». Siendo Félipe presidente,
en noviembre de 1902, el juez Marino Barbero ordenó el registro de Ferraz.
Contaba ayer en EL
MUNDO Carlos Segovia que, entre 2008 y 2013, la fundación de CDC ingresó 7,1 millones en
concepto de donativos. El año anterior, Zapatero hizo aprobar la Ley
Orgánica 8/2007 de 4 de julio sobre financiación de partidos para prohibir
las donaciones anónimas y las de empresas que realizaran obras o prestasen
servicios para las administraciones públicas.
En los 20 años
anteriores, desde 1987, CiU fue la fuerza política española -dicho sea con
perdón- que más donaciones anónimas había recibido, el 42% del total, según el
Tribunal de Cuentas. El
segundo partido en donaciones opacas fue el PNY con el 27,5%. El PR fue el
tercero, con el 25%. En ese pe riodo, Artur Mas fue: conseller de Política Territorial y Obras
Públicas, conseller de Economía y Finanzas y conseller en cap. Como para no enterarse.
La denuncia partió
de una concejal de ERC, Montserrat
Gassull, y fue ordenada por el juez José Bosch
Mitjavila, un juez catalán, tanto por lo menos, como su colega Santiago Vidal. No sé si tanto como Pasqual Estevill, representante de CiU en el CGPJ
y condenado a nueve años por cobrar una mordida a sus imputados para eludir la
cárcel. Él lo hacía a ojo, no había elementos cuantitativos que permitieran
aplicar el canon del 3%.
Es admirable la
polivalencia de Esquerra: lo que denunció ante el juez una concejal del
partido, lo taparon el miércoles en el Parla- ment Junqueras, que se ausentó, y la Incompetencia Suma que hace las veces
de secretaria general. En febrero de 2005, Maragall y Mas sostuvieron uno de los diálogos
parlamentarios más desvergonzados y cargados de sobreentendidos que uno
recuerde: «Ustedes tienen un problema que se llama 3%». Mas sabía de que le
hablaba el president, porque respondió: «Acaba de enviar la legislatura (y el
Estatuí) a hacer puñetas». Maragall entendió el recado: «Vale, lo retiro». ERC
anunciaba sottovoce grandes escándalos de corrupción de CiU que ahora ocultan.
El procés afianza
una hipótesis explicativa que expuse en este hueco: CDC se ha hecho
independentista para ensayar el truco de los delincuentes que en tiempos
medievales se acogían a sagrado para escapar al brazo de la Justicia. Quieren
ponerse a salvo de la Justicia española; que Cataluña sea considerada un
Montserrat más grande. Sin embargo, hay motivos para la esperanza: no verán la independencia, pero acabarán empurados por jueces perfectamente
catalanes.
Santiago González
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