No puedo estar seguro porque nací mucho más tarde, pero creo que en
1931 yo habría sentido entusiasmo ante la instauración de la República Con las
mismas cautelas, creo que en 1936 habría defendido la República Pese a sus
errores y horrores. Y, qué remedio, habría respaldado a Lluís Companys, el
peor presidente de la Generalitat hasta Artur
Mas. La incompetencia de Companys no tuvo remedio; su honor, al menos,
quedó redimido con el fusilamiento. Companys amaba a Cataluña Me siento
incapaz de afirmar lo mismo sobre Artur Mas.
Miren, comparto la desgracia de la mayoría de españoles. La historia
de España contiene numerosos episodios desgraciados, errores gigantescos,
crímenes imperdonables. El franquismo fue una vergüenza y un fracaso, incluso
en el ámbito económico: las democracias vecinas prosperaron más. Qué se le va
a hacer. 1os españoles tuvimos que seguir siéndolo. Ni los menos patriotas, los
más indiferentes ante los himnos y las banderas, como es mi caso, dejaron de
sentirse españoles. Conformados, indignados, felices o subversivos, españoles.
Soy catalán. Esta afirmación es tan estúpida como sincera. Soy
catalán y estoy en contra de la independencia. No amo de forma especial a
España ni a Europa, pero una y otra me son cercanas, entrañables y, sobre todo,
me convienen políticamente. 1a política consiste en un juego de intereses que
sólo funciona bajo el imperio de la razón; la razón me dice que España y Europa
me convienen. Ni me oprime el Gobierno de Madrid ni me oprime el Gobierno de
Berlín. No me gustan, en general, las políticas que aplican. A otros, sí. Son
cosas contingentes.
Desprecio a esos corruptos que se han envuelto en la bandera
catalana. Comprendo a los cientos de miles (descuento a la citada minoría
delincuente) que se manifestaron en Barcelona. Opino que se equivocan, que se
dejan llevar por los sentimientos, que han sido engañados. Pero son los míos
Tanto los corruptos embaucadores como los idealistas, tanto los xenófobos como
los solidarios. Pese al actual disparate, pese a los desastres que puedan
venir, seguirán siendo los míos. Es amargo comprobar los límites de la
racionalidad.
ENRIC GONZÁLEZ
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada