dijous, 10 de setembre del 2015

1999-TENTACIÓN TOTALITARIA

ERA INEVITABLE que en su atolondrada carrera para salvar la poltrona presiden­cial y evitar el acoso judicial de la corrup­ción, Arturo Mas cayera en la tentación totalitaria. Hombre de alcances cortos y ambición larga, el presidente de la Gene­ralidad dispone al menos de 30.000 vo­luntarios dedicados a confeccionar la lis­ta negra de los catalanes contrarios a la independencia.

Arturo Mas y sus cómplices quieren nu­trirse de información privada de los ciu­dadanos y ciudadanas y, desde ella, meter miedo en el cuerpo de los electores. La fórmula parece propia de dictaduras y to­talitarismos. El presidente de la Generali­dad está dispuesto a ganar las elecciones al precio que sea. Ha derrochado en los últimos tiempos 20.000 millones de euros -la tercera parte de la deuda pública cata­lana- en articular y potenciar el ordago secesionista. No repara en gastos, desde el disparate de las embajadas al patroci­nio de los más insólitos grupos dedicados a la propaganda soberanista.

Hace ya unas semanas que se está pro­duciendo una tímida reacción por parte del Gobierno Rajoy que se suma a la an­cha respuesta social y política encabeza­da por la carta A los catalanes de Felipe González, el dirigente socialista que, una vez más, ha demostrado ser un hombre de Estado. Pero durante tres largos años de legislatura con mayoría absoluta, Ma­riano Rajoy ha dado la callada por res­puesta y no ha sido capaz de orquestar una operación que frenara los delirios de Oriol Junqueras y su polichinela Arturo Mas. Manifestaciones multitudinarias en estadios deportivos, caravanas de ciuda­danos con los brazos entrelazados hasta llegar a Francia, una televisión autonómi­ca convertida en agencia de propaganda política, medios de comunicación públi­cos o subvencionados al servicio de la causa y un sinfín de tropelías, con copio­sa financiación, solo han encontrado en­frente la sandez arriólica de «no hay que hacer nada porque el tiempo lo arregla todo». La eminencia gris de Mariano Ra­joy ha rizado el rizo al declarar hace unos días que «lo mejor es tener el pico cerra­do», frase que demuestra la profundidad intelectual del gurú monclovita.
Arturo Mas y sus compañeros depreda­dores sacaron las urnas a la calle el pasa­do 9 de noviembre y han convocado aho­ra unas elecciones cuyos resultados ma­nipularán para presentarse como vencedores. Están dispuestos a poner en marcha el proceso secesionista en varios tramos, con el fin de meter poco a poco y con vaselina el misil del independentismo, confiando en que las elecciones ge­nerales les despejen aún más el camino.

Claro es que el próximo día 27 se pue­den encontrar con una respuesta inespe­rada del pueblo catalán. Y por eso han movilizado a decenas de miles de volun­tarios que hurgan en la vida privada de los ciudadanos para coaccionarles y ate­morizarles. La tentación totalitaria del po­der, de la que hablaba Raymon Aron, es ya una realidad en Cataluña. El pueblo padece la incertidumbre de futuro que za­randea a una región dividida en dos por la ambición disparatada de un sector de la clase política que quiere mandar más y pretende, por lo menos algunos de sus di­rigentes, robar de forma todavía más im­pune a como lo han hecho hasta ahora.

Luis María Anson, de la Real Academia Es­pañola.

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