Como si saliera de cenar de Hany's Bar,
Alfonso Guerra ha pronunciado la frase fatídica, malapartista: «Artur
Mas lidera una suerte de golpe de Estado a cámara lenta». El ex vicepresidente
del Gobierno socialista ha avisado que los independentistas van a dar un salto
en el vacío y se van a arrojar al precipicio con sus monjas sin llagas. Guerra
se ha mostrado partidario de aplicar el artículo 155 de la Constitución y ha
censurado la pasividad del Gobierno de Rajoy ante el posible pronunciamiento,
horas después de que el propio presidente del Gobierno haya reconocido que Mas
se ha puesto a crear estructuras paralelas de Estado.
Yo creo que los políticos sobreactúan,
contraprograman, acojonan. Lo que urde Mas no es un coup d'Etat, sino un
golpe de palacio, con el objetivo de sacar una mayoría parlamentaria para
seguir en el edificio gótico, convirtiendo San Jaime en un castillo de los Cárpatos. Los
nacionalistas insisten en la ignorancia, la frivolidad, la doblez, la codicia,
la deslealtad, la «cobarde altanería y chovinismo infantil» que denunciaba
Azaña cuando ya era tarde. Todo es ruido, palabras, amenazas; todo por la patria para
arrancar votos. El objetivo de Mas -si gana las elecciones con el apoyo de la
CUP- es sentarse a forzar un cambio constitucional con el Gobierno de las
zambombas. Las independencias se logran con insurrecciones, no con golpes de
palacio.
Ahora ya no es
necesario el iA mí la
Legión!, ni el bombardeo desde Monljuic; no se necesita un
pelotón de soldados. Basta con aplicar la ley. Otra cosa es la conducta del
Gobierno. Hasta el momento, el lenguaje de Rajoy -entre la prudencia y la
retranca- ha sido el idóneo para sacar de quicio a los independentistas. A
partir de ahora, Rajoy tiene que hablar claro y dejar la pasividad que le
achaca Guerra.
En el pasado
siglo, algunos escritores pidieron a la Real Academia un signo ortográfico para
avisar de la ironía en los párrafos. Ese signo llegó con internet a los chats,
a los blogs y a las redes sociales. El signo se denomina emoticono, una carita
humana, un icono gestual.con visajes de risa o de enfado. El presidente
debería dejar la coña -retranca en gallego- para que no tuviéramos que poner emoticonos a
sus palabras. Ayer mismo, dijo que las elecciones serían el 20 de diciembre y
luego, forzado por Carlos Herrera, usó la muletilla: «O no». La ironía es verse
desde lejos, es socrática, pero ahora ha llegado el momento de explicar a la
nación en román paladino cómo va a impedir que hagamos el ridículo los
catalanes y los españoles, si algún independentisia pasara de las musas al
balcón A partir de septiembre, a Mariano Rajoy no le va a salvar esconderse
en las faldas de la señora Merkel, o repetir que el Estado está preparado para
hacer cumplir la ley. Tenemos derecho a saber qué medidas tiene previstas el
Gobierno para impedir la sonada que, en el caso de que Mas, con la peluca de
George Washington, quisiera convertir unas elecciones autonómicas en una
declaración de independencia.
Raúl del Pozo
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