divendres, 18 de setembre del 2015

2024-Del Mas, el menos

UN TONTO vanidoso, y por su­puesto equivocado, es siempre di­fícil de soportar, pero imposible de respetar ni comprender. Y absolu­tamente prohibido de seguir. Esto sucede, gracias a la comprensiva providencia, con el pesadísimo —pero vacío— Artur Mas. Si tuviera los seguidores que él cree, yo desconfiaría de la Humanidad. Sus razonamientos —no tiene ninguno— son risibles (tanto que debería, aclarada su identidad, dedicarse al teatro cómico). Si alguien pudiera personificar lo contrario de la eficacia callada e inmediata que caracterizó a Ca­taluña, sería el señor (?) Mas. Un eficaz eslogan redentor, que ya va necesitando Cataluña, sería del Mas, el menos. Cuanto acon­tece allí es lo que a mí, por curiosi­dad, me mantiene vivo (y, sin em­bargo, no se lo agradezco porque siempre sentí respeto y cierta envi­dia por la mayor parte de Catalu­ña: la menos notable, que es la auténtica). Y me gustaría saber cuánto va a durar tanta mala comedia de abnegación y patriotis­mo fingidos. En el fondo, deseo que caiga el telón encima de este Mas o menos megalómano lo antes posible, es decir, ya. Porque Cataluña entera está hoy representada por el escandaloso engreí­do que peor la representa. Ojalá los catalanes se tomen un minu­to en serio su situación, y la resuelvan como deben en el siglo XXI: dejando de tener en cuenta a ese sinsorgo.

ANTONIO GALA

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