Mientras
los pájaros cantan entre la niebla de un otoño por ahora plácido, en Cataluña,
como dice la canción anarquista, «negras tormentas agitan los aires, nubes
oscuras nos impiden ver / aunque nos espere el dolor y la muerte / contra el
enemigo nos llama el deber». El enemigo es España, ante la cual, Juntos para el
Sí y la CUP traman una declaración de independencia. Con el partido de la
burguesía bajo sospecha de corrupción con empresarios y políticos detenidos,
la patronal dividida y la gente desconcertada, el debate soberanista se encona.
«Creo -me informa un catalán, hombre cercano a Mas en Madrid- que harán algún
tipo de declaración en el Parlament pero no se ejecutará». Piensa mi informante
que esto de Cataluña puede terminar mal. «Lo que debemos intentar es que no
termine muy mal. La rabia se está agrandando». No habrá investidura del
Presidente catalán hasta después del 20-D. Después de esa fecha habrá acuerdo
para reelegir a Mas o a otro que éste proponga. «Veo poco probable que se
convoquen nuevas elecciones en Cataluña. A las generales CDC y ERC irán
semijuntos. Sacarán buenos resultados, unos 20 diputados. La cuestión es cuál
será su posición ante el proceso de reforma de la Constitución que sin duda se
abrirá. Esta es la clave. Si CDC y ERC entran a consensuar una reforma, la
situación entra en otro camino». «¿Y qué ocurrirá -pregunto- si no entran en
el presunto consenso constitucional?». «Si no lo hacen e intentan aplicar su
hoja de ruta ,-contesta- tememos que habrá intervención y todo terminará muy
mal».
Puede terminar muy mal porque los
nacionalistas catalanes se han liado con la CUP anticapitalista, enemigos del
Estado, incluido el catalán. La burguesía catalana se ha agregado a un motín en
marcha de libertarios y antisistema. Anarquía quiere decir sin líderes, sin
orden. Los de la CUP además, quieren romper España, el euro y no pagar la deuda.
Se consideran la izquierda de la izquierda, y al contrario que los anarquistas
del 36, apoyan la independencia y la república de los catalanes. ¿Dónde van los
partidos de los burgueses, sin corbata y sin seny, junto a los viajantes sin
libretas de pedidos y los asambleístas que proponen la insumisión?
Como
pensó Camilo José Cela, cuando era senador real y descubrió la indomable
actitud catalanista radical de mosen Xirinacs, los nacionalismos, como las;
religiones y los mesiánicos de la política, «son una sustancia de efervescencia
continuada, o sea que están desprendiendo burbujas gaseosas sin darse un punto
de descanso y, en consecuencia, no se pueden envasar porque revientan el
recipiente y rebrotan cada vez con más fuerza». Ahora burgueses y anarquistas,
como los irlandeses de los poemas de Yeats cazan las burbujas de la espuma,
tienen un incendio en la cabeza; sueñan con una Cataluña con ríos llenos de
salmón y para empezar quieren hacer de su Parlament una asamblea constituyente
que recite una declaración de independencia.
RAUL Del POZO
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